Double Gender Reveal Cake

Texto escrito por Andrea Herrera Cabrera de @warholitos

En un sentido amplio y tradicional, el género se conforma por ciertos atributos asociados a lo masculino y lo femenino. Podría definirse como una construcción social, una serie de acuerdos que pueden cambiar cultural y temporalmente. Lo que es adecuado o no de acuerdo al género se establece desde muy temprano. Basta con observar cómo en países como el nuestro regalamos muñecas a las niñas mientras que obsequiamos carros y camioncitos a los niños. Al mismo tiempo esperamos sensibilidad por parte de las mujeres y fortaleza de los hombres. 

El género parece ser una serie de reglas no escritas, autoimpuestas (más que individualmente elegidas) y aceptadas por los miembros de un grupo, sin embargo cada vez resulta más problemático asociarlo a seres humanos sin poder de decisión como lo sería un bebé o un recién nacido. He ahí el gran problema de uno de los fenómenos más populares e instagrameables de la actualidad: las gender reveal parties. En las que los futuros papás, normalmente parejas heterosexuales, invitan a amigos y familia a la revelación del género de su hija o hijo a través de algún factor sorpresa como un pastel, globos, luces o alguna especie de explosión extraña que convierte la escena en una marea rosa o azul.  Dentro de esta celebración no debemos de omitir, claro, la presencia de los cientos sino es que miles y en ocasiones millones de invitados virtuales que podrán echar un vistazo a través de las historias y posts generados. La apuesta secundaria, y algunas veces la principal, es convertir al evento y sus derivados en un fenómeno viral. 

No hace falta ahondar en el significado de los colores rosa y azul dentro de una gender reveal party. No necesitamos esa explicación pues son convenciones que aprendimos e internalizamos desde los primeros años de nuestras vidas. Sin embargo la única información que los futuros padres tienen de su hijo al momento de la fiesta son los órganos sexuales con los que nacerá no el género con el cuál se identificará. 

Como un diálogo con la obra de Camila Cadogan y reflexionando acerca de las gender reveal parties, Marcello Lara propone la creación de un pastel que al ser cortado muestre un rango distinto de colores que no limiten ni impongan el género al futuro recién nacido sino que más bien celebren su poder de decisión. Al poner sobre la mesa literal y metafóricamente otras opciones, es decir, los colores que asociamos con la bandera no binaria, sustituimos el festejo de una falsa revelación de género por la apuesta a una sociedad que celebra a sus individuos y su identidad. 

El pastel de Marcello Lara comparte con la gender reveal parties la apuesta por la viralidad. Al tener un factor sorpresa y ser visualmente atractivo busca ser fotografiado, compartido y comentado, sin embargo, en este caso es la difusión de un mensaje de posibilidad, libertad y sobre todo respeto a la elección lo que está detrás.